
De mis barrocos subterfugios, esta rara especie que describe Sarduy:
Llegada la marea del equinoccio, ciertos animales ciliados retroceden excesivamente sobre la arena, huyen demasiado lejos hacia el interior de la tierra; cuando el mar se calma, son incapaces de volver a alcanzarlo: mueren en exilio, tratando en vano de regresar al agua, cada vez más lejana, de recorrer al revés el camino que un impulso irresistible, inscrito en ellos desde su nacimiento y saturándolos con su energía, les había obligado a tomar.
Estos animales -o el saber genético que los atraviesa, su acuerdo con fuerzas gravitacionales que rigen las mareas- pagan su exceso con la vida. Hipertélicos: han ido más allá de sus fines, como si una impulsión letal de suplemento, de simulacro y de fasto -que que el mismo despliegue inútil se manifiesta en la producción de ornamentos miméticos en varias especies de mariposas- estuviera, desde el origen y marcada ya por la desmesura, cifrada en su naturaleza.
Severo Sarduy. Ensayos sobre el barroco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario