
Por Leonardo Tarifeño
De la Redacción de LA NACION
Antes de convertirse en libro, Una luna fue cotillón. Y es que, para conmemorar su medio siglo de existencia, Martín Caparrós editó este texto por su cuenta y se lo regaló a sus amigos. La edición -bonita, sobria, cálida- consta de 222 ejemplares numerados a mano por el autor, y su prólogo ilumina el sentido de esta obra íntima y singular, probablemente la más personal de todas las suyas.
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