
Escribir en naufragio. Recoger lo que queda.
Inventariar las pérdidas con rigor estadístico. Un pedazo de oreja, dos
neuronas, una vena, un puñado de nervios, la alergia crónica a ciertos olores
del recuerdo.
Hacer cuerpo ese gesto, pero también, hacerse un cuerpo nuevo, afectado. ¿Es
posible irse auténticamente de otro modo? Decir auténtico: un irse sin
sustitución.
Y aún ¿es posible irse de todo lo que fuimos? Acaso no se trate de migrar de un
cuerpo a otro, sino de desplazarse por la novedad del continente vulnerado,
siguiendo el trazado que nuestras pasiones dictan a los sucesivos cuerpos del
existir: fisiología, dietética, erótica.
Y aún ¿será posible existir en la
confianza del arraigo?
Hermoso texto!! Victoria.
ResponderEliminarGracias Victoria! Bienvenida a mi sitio. Un abrazo.
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