
No hay futuro aquí, intenta advertirle. No te empecines. Pero es inútil: por más que abre la boca, ningún sonido se libera. Rasga el vestido, mueve los brazos, hiperbólica; pero él no la registra, está demasiado ocupado en mantenerse a flote en medio de las olas.
Así lo ve llegar exhausto, hasta su mano.
tengo nuevo blog!!!! http://manifiestodebelleza.blogspot.com/
ResponderEliminarme hace recordar a algún texto tuyo de la época a.m. y la conexión por las heridas y los naufragios comunes. no es una crítica literaria la mía, claro. el texto me gusta, el recuerdo que me trae no.
ResponderEliminarno lo había pensado... glup!
ResponderEliminarLeí Los náufragos y Los deseosos. Nafragar en el deseo, será el asunto. O desear durante el naufragio. Se me ocurrió este juego, no más. No acsotumbro a escribir en blogs, pero me parecieron dos poemas vibrantes, que rasgan desde el mito y desde la belleza que imprime quien lo escribe. Permanecemos, Andrea, en una misma, creo yo, zona de percepción poética. Disfruto y atesoro tus poemas. Hermoso compartirlo. María
ResponderEliminarGracias María, qué lujo el arribo de tus palabras a este espacio que es como una manera de viajar, también, de algún modo. Un cariño inmenso, seguimos en contacto.
ResponderEliminar