Tengo frío,
me dice esa mañana límpida de abril. Caliento un poco del café que había
preparado la noche anterior y arrimo la taza a sus labios. Quema, protesta. Acerco
mis labios y comienzo a soplar suavemente el líquido negro. Ahora sí, me parece
que está tibio, le digo, y deposito el recipiente entre sus manos. Lo miro
beber, los ojos verdes entrecerrados, la boca, sobre todo la boca.
Desde el cuarto contiguo nos llega la voz vibrante de Freddy Mercury.
Nos desnudamos, urgentes.
Desde el cuarto contiguo nos llega la voz vibrante de Freddy Mercury.
Nos desnudamos, urgentes.
Yo le digo
hermoso te amo, en la única lengua que conozco para el mundo escueto que somos.
Y el tiempo, tan futuro ciego aun con el sol opaco de este otoño, los pasos veloces en la calle, las
celosías entornadas de los vecinos, el silbido de buitres merodeando su carne.
Me pusiste la piel de gallina.
ResponderEliminarUn beso transoceánico, tocaya.
Andrea G.
Un beso pa´ ti, querida Andrea.
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